De cuando veíamos películas en B/N en nuestros televisores en color.

Hubo un tiempo, no muy lejano o tal vez sí, en que ver películas en blanco y negro por televisión no era terreno exclusivo de cinéfilos. Tampoco tenías que esperar hasta la noche para verlas ni tampoco iban seguidas de insoportables tertulias donde críticos cinematográficos y otros eruditos comentan las excelencias del film que acabábamos de presenciar mientras se dan alardes de grandeza por ser tan listos de pillar todos los matices de la película.

No viejun@s, me refiero a esa época de nuestras vidas en que los fines de semana después de comer nos sentábamos delante del televisor porque sabíamos que tras el Telediario se nos obsequiaba con un capítulo de alguna serie de dibujos animados y a su fin podíamos disfrutar de una película.

Pues fue precisamente en esos años donde descubrí, para mi bien, grandes clásicos que aún hoy día sigo viendo de tanto en tanto.

Recuerdo como una tras otra fui devorando todas las películas de Tarzán protagonizadas por Johnny Weissmuller.

Gracias a él me aficioné a un personaje del que todavía soy fan (Nota personal: Dedicarle un artículo a Tarzán). Me encantaban todas sus películas, pero una por encima de todas: “Tarzán en Nueva York”, y es que eso de ver a mi héroe fuera de su ambiente natural me cautivó.

Luego, y también gracias a la televisión, descubrí a otros “Tarzán” como Lex Barker, Gordon Scott, Jock Mahoney o Mike Henry, algunos de estos ya en filmes a color, y que igualmente me causaron una gran impresión.

Otras películas con las que me deleitaba eran las protagonizadas por los Hermanos Marx.

Mentiría si dijera que descubrí a los Marx gracias a la televisión porque no fue así. Los descubrí a un tristemente desaparecido cine de reestreno que estaba en el pueblo donde veraneaba de pequeño. Ese cine era el Miramar en la población costera de Canet de Mar.

Lo recuerdo como si fuera hoy: Fui a ver la versión de 1976 de “King Kong” y como complemento proyectaban “Una noche en Casablanca” y me gustó mucho más la de los Marx que el supuesto plato fuerte que era el film protagonizado por el enorme gorila.

Después gracias a la televisión sí que pude ver el resto de su filmografía. Films que ahora tengo en DVD y que siguen proporcionándome muchas risas.

También en televisión aluciné viendo cosas como la versión de los años 30 de “King Kong” o “El signo del Zorro”.

Todo esto sucedía en plenos años 80. Lo que quiero deciros es que yo, al igual que muchos de vosotr@s, en plena infancia y/o pre adolescencia descubría y disfrutaba films que llevaban rodados 40 años o más.

Y no solo eso. Gracias al mítico programa “La bola de cristal” (Nota personal 2: Dedicarle un artículo a “esa bola que a todo el mundo le mola”) pude gozar de añejas producciones como los cortometrajes de “La Pandilla”. Lo que me llegué a reír con Alfalfa, Porky y el resto de miembros de la banda.

Y de series “más recientes” como “La familia Monster”.

O también recuerdo como gracias a la serie “La hora cómica de Harold Lloyd” (Nota personal 3: Sí, sí, ya lo sabéis, dedicarle un artículo) me enteré de la existencia de este genial cómico.

Y vosotr@s os estaréis preguntando: “¿A qué viene este rollazo que nos está soltando?”

Todo esto viene porque paseando por mi ciudad descubrí que se iba a reestrenar en cines, y coincidiendo con las celebraciones por el centenario de Universal Pictures, “Abbott y Costello contra los fantasmas” y eso me transportó a mi infancia cuando pude verla en un pase matinal por televisión igual que también la de su para mi superior “Agárrame ese fantasma”.

Así que en recuerdo de todas esas mañanas/tardes de fin de semana que dedicamos a ver films en blanco y negro en nuestros televisores en color, el staff entero de Retro Memories, o sea dos personas, decidimos dirigirnos a los cines Verdi Park para deleitarnos con esta genial película.

Y que queréis que os diga: ¡Lo pasamos genial! No solo con las gracias de la pareja de cómicos sino también con los monstruos clásicos de la Universal. Alucinamos con la escena en que Frankenstein arroja a una mujer por la ventana para matarla porque nos pareció muy bestia.

En resumen: 90 minutos cargados de risas y nostalgia.

Es una lástima que los chic@s de hoy en día tengan alergia a ver películas tan antiguas porque se pierden una experiencia, creo yo, que muy enriquecedora.

Vale que en los 80 la única televisión que existía, TVE, no podía estrenar películas con la inmediatez que se hace ahora, vale que tampoco ningún canal actual ha decidido apostar por esta clase de películas, como mucho algún canal local, prefiriendo emitir telefilms basados en hechos reales, miniseries de un tirón para rellenar la parrilla o directamente programas del corazón pero también es cierto que los niñ@s/pre adolescentes de hoy día son incapaces de ver cosas de más de 20 años de antigüedad ni aunque les fuera la vida en ello. Es por eso que Hollywood remakea sin piedad muchos de los films que triunfaron en los años 70 y 80, porque aunque creen en su calidad saben que de no cambiarles el envoltorio difícilmente serán consumidas por público actual.

Temo que con el paso del tiempo muchas de las películas con las que yo me crie acaben en el olvido y que sin un público dispuesto a verlas tal vez nadie se preocupe en conservarlas.

Y eso sería una pena. Una autentica pena.