Canciones políticamente incorrectas, hoy: «Don Federico»

Queridos viejunos hoy seguro que habéis descansado de lo lindo ya que después de varios meses por fin los nietos han empezado la escuela y os han dejado ver tranquilamente el «Saber Vivir» de turno que sigáis. También estoy seguro de que durante estos días de asueto habéis tirado de memoria para intentar hacer la convivencia con lo niños y niñas lo más llevadera posible haciendo que jugasen a vetustos juegos como el escondite, el 1, 2, 3, pica pared o a cualquier otro recurso al que vuestra mente se aferrase. Y estoy segurísimo de que en un alarde de originalidad les habréis incitado a jugar a juegos de palmas y para ello les habréis enseñado alguna canción de dudoso gusto como la que ahora mismo vamos a analizar: «Don Federico» (o las aventuras de un maldito pervertido que acaba tirado y abandonado por todos, para suerte de la humanidad).

Don Federico mato a su mujer

la hizo picadillo y la hizo a la sartén,

Toda una declaración de intenciones. Jamás en una sola frase se reflejó con tanta crudeza e indiferencia un acto de violencia de género. Podemos suponer que el susodicho Federico era un maltratador y un caníbal que no atesoraba escrúpulo alguno. Me sangra la neurona solo de imaginarme por un instante la escena. Este «Don» era una especie de Hannibal Lecter a lo cañí: basto y sin refinamiento. Como mínimo podría haber usado una plancha de hierro forjado o una cazuela de fundición. Un poco de respeto por favor, que era tu esposa Fede.

La gente que pasaba

olía a carne asada

era la mujer de don Federico.

He aquí uno de las lacras de la violencia de género, el silencio y la complicidad del entorno próximo al acto violento. Pero por favor, si el cabrón este de Federico (me voy ahorrando ya el «don») seguro que no había cocinado en su vida y tenía a su mujer esclavizada. ¿La gente que pasaba y olía a humano chamuscado no sospechó nada? ¿O acaso huele a ternera asada la carne de esposa a la parrilla? ¿Hay detrás de esto un segundo insulto a la mujer comparándola con una vaca?

Don Federico perdió su cartera

para casarse con una costutera.

Ahora se empieza a ver una luz al final de toda esta historia. ¡Acabásemos! El tío es un adúltero. Vaya vaya con este jodido Federico, al final todo era cuestión de mojar el churro. Que simplón. Pero… ¿Era la costurera más joven que su esposa? ¿Acaso más guapa? ¿Su dote era mejor? ¿Y todos los años de amor y respeto que le había dado su santa mujer? Pobrecilla, Dios la tenga en su gloria.

la costurera perdió su dedal

para casarse con un general,

¿Pues sabéis qué? Me alegro, que se chinche Federico. Ahí te quedas, solo y tirado maldito tarado. La costurera seguro que prefirió al general por su mejor estatus social y su gran fortuna. Me gustaría ver la cara que se le quedó al pájaro al ver que la costurera lo abandonaba.

El general su perdió su espada

para casarse con una bella dama.

La bella dama perdió su abanico

para casarse con don Federico.

Aquí hay mucha miga viejunos. Podemos deducir que el general ya chocheaba al perder su espada y que por lógica pura si dejaba la costurera por una «bella dama», la ex de Federico (aka «la costurera») debía ser un callo de cuidado por lo que este no debió matar a su mujer porque la modista fuese más guapa. Y ahora es cuando la cosa se empieza a liar de verdad. La chica guapa pierde su abanico, deja al rico general y se va con.., ¡Don Federico! ¿Qué haces insensata? ¡Corre que es un asesino!

Don Federico perdio su ojo

para casarse con un piojo.

El piojo perdio su cola

para casarse son una pepsicola.

Sinceramente me alegro de que Fede se quedase tuerto en algún momento de su vida por mala persona. A parte esta parte de la historia es quizá la más críptica de la canción pero podemos hacer algunas suposiciones. A todo lo que hemos dicho sobre Federico hasta ahora tenemos que sumarle el «cargo» de zoofílico. Y uno muy enfermo. ¿Con un piojo? En serio… ¿CON UN PIOJO? ¿Que clase de depravado mental tendría algún tipo de relación físico-sentimental con un piojo? Y lo que es más preocupante: ¿que tipo de piojo se prestaría a tal aberración? Os aseguro que he conocido a unos cuantos y al preguntarles les repugna si quiera la idea. Pues yo os lo digo: un piojo mutante. Porque queridos amigos y amigas los piojos NO tienen cola.

 

Podemos deducir también que estos extraños piojos mutantes se alimentan de azucar, colorantes y gas.

La pepsi cola perdió sus burbujas

para casarse con una mala bruja

Esta parte és bastante surrealista y se me escapa el sentido último del verso. Lo tomaré como una alegoria de que la bruja era tirando a fea ya que la pepsicola sin burbujas no vale nada.

La mala bruja perdió su gato

para casarse con don Federico.

Mala bruja y mala persona añadiría. ¿Qué clase de persona abandonaría a un pobre e indefenso gatito para juntarse con un asesino confeso? Mira bruja, acabarás en la sartén y por una vez haré una excepción y me alegraré. Con los gatitos no se juega, en Retro Memories apreciamos MUCHO a los gatitos:

 

Don Federico le dijo que no

y la mala bruja se desmayó.

 Sí hombre sí. ¿Ahora vas de sobrado no? A ti de pequeño te pegaron demasiado en la cabeza Federico…

Al cabo de unos días le dijo sí

y la mala bruja le dijo por aquí, ¡por aquí!

 ¡Sííííí… toma ya! Ahí te quedas «Don» Federico. Compuesto y sin novia. ¿Y ahora que harás? Pues yo te lo digo. Corre porque acabo de llamar a la policía dando tus datos por asesino, maltratador, zoofílico, mala persona y sobre todo por tener muy mal gusto y en Retro Memories nos procupamos por el buen gusto hasta niveles enfermizos. Ojalá te pudras en prisión y limiten al mínimo las visitas que puedas recibir. Hasta nunca Fede…

La leyenda cuenta que en memoria de la añorada primera esposa de Don Federico un anónimo poeta dejó inmortalizado en forma de grafitti el siguiente mensaje, por desgracia una tardía advertencia, en la pared de la puerta de entrada del otrora feliz matrimonio:

¡Tomad la medicación!